- Jazmín Carballo
HERIDAS DONDE LAS COSAS PUEDEN CRECER
El misterio de lo inevitable.
Jazmín Carballo es directora de cine, actriz y escritora. Autora de dos novelas y comandanta de un taller de escritura, El misterio de lo inevitable, con este texto da inicio a una serie de cuentos gestados en su taller que saldrán publicados semanalmente en Cachengue.

¿Qué tienen que ver mi trabajo con el reconocimiento? Se pregunta uno de los personajes, como lanzando un pequeño fuego al cielo iluminando todo lo que queda por debajo, por arriba, y todos los costados. A esa pregunta la siguen otra catarata que encienden el fogón y nos reúnen, preguntas lanzadas como un par de dados que se rozan para dar inicio a una nueva posibilidad. El azar que habita estas escrituras tiende venas invisibles entre estas mujeres narradoras, en estos mundos ficcionales que laten al calor del deseo y la concreción.
Estos textos están escritos por actrices, artistas plásticas, arquitectas, abogadas, poetas, diseñadoras, comunicadoras. Hebe Uhart dice que es mejor que quien escribe no se sienta escritor, mejor tener otra ocupación y no dedicarse por entero a escribir. Cuando una está escribiendo se está dedicando a eso, a escribir, a una cosa. Y simultáneamente está operando la actriz, la diseñadora, la abogada, la artista plástica, la adolescente, la madre, la hija, la niña, la vecina, todas las que fui y que soy, en definitiva, la biografía toda entera. La sangre, el corazón, la respiración, los huesos, la piel están escribiendo. Nick Cave, cantante, compositor, actor, cineasta, hombre, padre, amante, vecino, editó un libro que reúne sus canciones y en una conferencia dijo que la inesperada muerte de su padre le dejó un gran vacío y que lo único que fue capaz de llenarlo fue ponerse a escribir. Como si la música no fuese suficiente. ¿Qué clase de vacío es ese que las palabras vienen a albergar? ¿Qué pulsa cuando estamos escribiendo? ¿Qué desata la escritura, qué la alimenta? Ese misterio es el que fogoneamos cada vez que nos juntamos a escribir. Estos textos fueron escritos en soledad y en grupo, en la soledad colectiva que se da al reunirse a escribir.
En estos relatos hay una narradora que va conociendo a sus personajes mientras los escribe, y a la que a su vez se le rebelan y escapan de la historia. ¿Cómo es mirar a un personaje que a la vez está escribiendo a otro? Como es mirar el mundo al lado de un otro ficcional, un doble, con otra posibilidad. En estos textos hay poemas que se esparcen y se desarman, pero también hay perros invisibles que los rescatan de entre las rosas para poder recrearlos. ¿Cómo nombrar para que el personaje se quede, para que los poemas no se esparzan y se pierdan? Elegir las palabras para crear el mundo como quién mira los pétalos de una rosa.
¿Cuánto dice un nombre del destino del personaje? ¿y de su accionar? ¿y de su espíritu? ¿Qué efectos tiene en el mundo nombrar?
Hebe Uhart reza que al cuento se ingresa por la fisura, la herida, y estos textos están escritos desde ahí, heridas más o menos evidentes, heridas aire, heridas flecha, heridas faro. Heridas que nos ofrecen el vacío de Nick Cave, o uno parecido quizás. Porque gracias al vacío el agua también puede correr. En el vacío es que se tiende el lienzo donde crece la escritura; heridas que suturan al descubrir el relato que se lleva dentro, heridas que se abren para ingresarnos en mundos otros, heridas muñeca rusa, heridas madriguera, heridas útero, heridas donde también las cosas pueden crecer.
En estas historias hay hombres escritos por mujeres que comparten nombres. Pedro puede ser un escritor y a su vez, Pedro es el primo al que nunca pude ocultarle nada. Incluso cuando la familia hablaba italiano para que los más chicos no entendieran, aunque las cosas secretas tengan otro idioma, lo oculto no puede permanecer mucho tiempo en sombra. En estos textos habitan rosas que bombardean con violencia, ¿no se trata de amar a pesar de las espinas? ¿Puede el amor evitar las heridas? ¿A quién le importa el amor? La espina de una rosa libera con su herida a la mujer de la fiesta, y es también el pinchazo lo que libera a ese primo de ser una tranquera abarrotada, para crecer con tamaño de corcel alado y salvaje.
En estos textos hay madres lunares, hijas que develan el interior de esas madres, personajes que se desarman, unos a otros, escribiéndose, amándose, rechazándose, para luego volver a armarse de una manera nueva y pararse con otro sostén en el mundo. Mujeres que giran el timón de su vida casi sin saberlo, mirar a la que fui para encontrar la narración de la que estoy hecha ¿Qué tiene que ver el miedo con la arañita que se aquerenció de la esquina de mi cuarto? ¿Qué tienen que ver mi trabajo con el reconocimiento? Esta pregunta hilvana otra: ¿Que será el reconocimiento para este personaje? Para más tarde descubrir un momento iniciático: Creo en el amor de mi hija que me regaló el primer cuaderno para que me largara a escribir algo. La necesidad de ordenar y entender un mundo caótico, cambiante e imprevisible es una necesidad humana.
La escritura como manto, como legado. Una hija que cuida a una madre, y viceversa. Como en el relato que sucede completamente dentro de un aeropuerto, donde es la hija quién parece estar al cuidado de todos, de su madre y sus hermanos, de ella misma, hasta incluso del aeropuerto entero. Cuida con una observación sin prisa, como su manera de estar en el mundo, un mundo en tránsito, un mundo en viaje y ella ahí, abriendo un campo en medio del tiempo, arrojando luz a lo que podría pasarse por alto si no se prestara atención. Prestar atención es una manera de cuidarse, prestar atención es una manera de permitirse crecer.
Un aeropuerto es un no lugar, ¿y un geriátrico también? Un geriátrico como lugar de posibilidades, enamorarse es una posibilidad, un volver a empezar ¿qué consecuencias tiene el amor de los abuelos en la familia? Les pidieron que traten de no tocarse tanto en el comedor y en los espacios comunes, que lo dejen para la intimidad. Viste cómo es la abuela que no le gusta que le digan lo que tiene que hacer, así que entre su personalidad desafiante y la impunidad de la tercera edad está haciéndolo con mayor énfasis. Un personaje que escribe una carta a un hermano con un anuncio, que a su vez es un pedido de auxilio; y el peligro acá es casi el mismo de quién teme enamorarse. Con mamá tuvimos una charla con él, haciéndole entender que más adelante no sabemos qué va a pasar, que el tiempo es ahora y que si ellos creen necesario festejar su amor de esa manera hay que acompañarlos. Vení. Necesito que seas mi cómplice en esta ensoñación. Un amor inaudito, un amor inesperado, ¿cuánto habla de una misma lo que vemos en los demás?
Al igual que los magos y las magas, escribir puede ser transformarlo todo, crearlo todo, un paralelo, un posible otro mundo, otros planos que modifiquen nuestros días. ¿En qué narraciones elegimos adentrarnos? ¿Quién escribe la ficción de nuestros días? Los objetos son la lengua materna, la lengua aprendida, dentro de cada palabra está la vida que vivimos asociada y atravesada por ese objeto. En cada texto hay un idioma compartido y un idioma singular, decir rosa, espina, Pedro, hija, madre es tan compartido como singular dentro del universo de cada relato ¿Qué se modifica? ¿qué permanece?
¿Escribimos mundos que queremos habitar? ¿Mundos que se salen del nuestro? ¿Escribimos lo que no podemos desplegar en nuestras vidas? En estos textos, las autoras detienen el tiempo y pinchan el espacio, para extraer la pulpa emocional y desplegarla en las historias que develan, abren mundos dentro del mundo habitando la piel del tiempo, mundos donde quisiéramos entrar una y otra vez, por fortuna en esta publicación podremos hacerlo.