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  • Agustina Berardozzi

LA REVOLUCIÓN DE LAS MARIPOSAS: POR EL RECONOCIMIENTO DEL COLECTIVO TRANS COMO SUJETOS DE DERECHO


La inclusión de las disidencias es más importante que la teorización de la vida de las disidencias. Los datos todavía son alarmantes: el 1% del colectivo trans llega a los 60 años de vida; mientras que solo el 5% alcanza el máximo nivel educativo. ¿Por qué?


Fotografía: Archivo de la Memoria Trans

Desde que nacemos nos enseñan que las mujeres tenemos determinadas características por el solo hecho de haber nacido con vulva. Sensibles, lloronas, charlatanas, histéricas, maternales, dulces y hasta dependientes. Claro que también tenemos que ser lindas y amables.


Por el contrario, los hombres serán el sexo fuerte, aquellos capaces de demostrar valentía ante cualquier situación. Así, vamos aprendiendo cuál es la manera en la que debemos comportarnos y también, cómo vestirnos. Con quién ponernos en pareja o a quien amar, qué significa ser varón o ser mujer. A este conjunto de características llamamos género. Una construcción social y cultural adquirida con el paso del tiempo.


Pero esta noción de género ha sido planteada por las teorías feministas para visibilizar las relaciones de desigualdad y de discriminación a partir de las diferencias socialmente establecidas entre lo femenino, lo masculino y lo disidente.


Simone de Beauvoir, una de las referentas de la Segunda Ola del feminismo, nos dice que “una no nace mujer, llega a serlo". Es decir, que lo es producto de la socialización, habla de lo que, con el tiempo, pasa a llamarse "género".


Pero si bien esto es lo que históricamente la sociedad ha marcado, en realidad hay tantos géneros como personas en el mundo.

La lucha del colectivo LGTBQI+ en todo el mundo, nos ha enseñado y nos enseña, que las personas no se definen sólo como mujeres y varones, y poco tiene que ver el sexo asignado al nacer con como cada une se autopercibe.

El género es dinámico, es un proceso de conocimiento y construcción con une misme.


Por su parte, la perspectiva de género nos permite analizar cómo se ejecutan las representaciones sociales, los estereotipos y los prejuicios en cada contexto sociocultural. Las distintas teorías que trabajan con la perspectiva de género se vieron enriquecidas con la presencia del movimiento LGTBQI+, los estudios de las masculinidades y la aparición de la teoría queer.

 

Ahora que hicimos un repaso de estos conceptos nos preguntamos: ¿qué pasa con la perspectiva de género en la educación?. La escuela es un gran constructor de desigualdades, donde se transmiten contenidos de manera explícita e implícita desde un modelo masculino y femenino hegemónico.


Según un informe realizado en 2016 en la Ciudad de Buenos Aires, se reveló que sólo el 24,3% de las personas travestis y trans lograron terminar sus estudios secundarios, un porcentaje que bajó a 10,01% para el nivel terciario y universitario incompleto y sólo un 5,9% lo terminaron. Frente a esta exclusión y falta de oportunidades para las disidencias, nacen otras alternativas.


Un ejemplo de esto es el Bachillerato Popular Trans Mocha Celis, la primera escuela trans del mundo ubicada en el barrio porteño de Chacarita e inaugurada en noviembre de 2011. “Para co-crear un nuevo mundo donde no existan las barreras estructurales que enfrenta la comunidad”, explican desde el sitio web.


Su nombre es por la Mocha, una travesti tucumana que trabajó con Lohana Berkins en la zona de Flores, en la Ciudad de Buenos Aires. Se cree que fue asesinada por la policía, en una situación aún no esclarecida. Mocha no sabía ni leer ni escribir.


Este espacio inspiró a otros lugares, donde se crearon programas similares: Tucumán, Brasil, Costa Rica y Chile son algunos. El Mocha fomenta, como aclaran en su página web, la inserción laboral con talleres como Proyecto Formativo, Entrenamiento Laboral, Orientación Ocupacional y Derechos Laborales.


En una entrevista realizada por Télam, Francisco Quiñones Cuartas, director del Mocha Célis, aseguró que tras la sanción del Cupo Laboral Travesti Trans hay que hablar sobre la finalización de los estudios. "Hay que dejar de pensar a las personas travesti trans como objeto de investigación y verlas como personas capaces de producir conocimiento y sentido", explicó.

 

La investigación llamada la Revolución de las Mariposas, -realizada por el Programa de Género y Diversidad Sexual del Ministerio Público de la Defensa CABA, la Fundación Divino Tesoro y el Bachillerato Popular Trans Mocha Celis- explica que “el 64% de las personas encuestadas que se había autopercibido con una identidad trans antes de los 13 años, no había terminado la escuela primaria”.


Quienes manifestaron su identidad de género a los 19 años o más “han alcanzado el nivel secundario completo o más, en un 74,2%”, menciona la publicación.


Manu Mireles, activista trans no binarie y Secretaria Académica del bachillerato, explicó a Infobae que “las personas trans adultas en Argentina tienen un promedio de seis años de cárcel solamente por expresar su identidad. Los años de calabozo traen consigo cortes de pelo, violaciones, agresiones de todo tipo”.


El dato más grave, aclara Manu, es que solo el 1% llega a los 60 años de edad. Las escuelas no reciben a las disidencias pero los clubes tampoco, no hay opciones laborales. La propia comunidad travesti trans, es la que siempre está ahí para hacer nido y cobijar a quienes lo necesiten; pero lamentablemente, la inclusión en el sistema educativo tradicional todavía está lejos de haberse concretado plenamente.


Nota: La Revolución de las Mariposas. A diez años de La Gesta del Nombre Propio, está disponible para descargar gratuitamente en https://www.mpdefensa.gob.ar/

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