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  • Agustina Berardozzi

SIN PAPEL NO HAY PARAÍSO (O ES INACCESIBLE PARA LES MORTALES)

"Ingenuamente, pienso que si un niño de ahora se enamora de los libros en papel

es posible que en el siglo XXII siga habiendo librerias y bibliotecas."


Jorge Carrión, Mi biblioteca de hoy y la Lisboa de mañana. Bibliotecas.


Hace tiempo que el sector editorial se ve afectado por una problemática sustancial: la falta de papel. Uno de los detonantes, además del desabastecimiento, es la inflación y otro, el gran oligopolio que operan Ledesma (propiedad de la familia Blaquier/Arrieta, una de las más ricas del país) y Celulosa Argentina (cuyo director es José Uturbey).

El 14 de febrero, el INDEC informó que el Índice de Precios al Consumidor fue de 6,0%. Esto implica una inflación interanual del 98,8% que debilita al sector del libro.

La Cámara Argentina del Libro (CAL) nuclea alrededor de 500 editoriales, distribuidores y librerías, y vienen denunciando este faltante. El lema del primer Congreso Nacional de Librerxs y Editorxs en la ciudad de Resistencia (Chaco) realizado a fines del 2022 fue: SIN PAPEL NO HAY LIBROS Y SIN LIBROS, NO HAY LIBRERÍAS.


En diálogo con FM 97 Une, el titular de la CAL Martín Gremmelspacher, aseguró que “el papel obra, que es el que más se utiliza, subió, en los últimos 12 meses, un 150%. Y el de ilustración, que se utiliza en los libros infantiles, aumentó casi un 200%”. En este sentido aclaró que esta situación hace que se haga inviable la producción de libros y se reduzcan las novedades.


Según la entidad, el costo del libro se divide en un 5% de edición, 6% de diseño, 15% de encuadernación, 20% de impresión y un 54% papel. Y en cuanto a las empresas productoras, Gremmelspacher resaltó que “han encontrado la economía perfecta”, ya que producen menos papel y cada vez más caro.


Las autoridades de la Cámara Argentina del Libro, junto a editorxs, librerxs y autorxs, no hacen más que sentir preocupación por esta crisis que se agudiza frente a una nueva Feria Internacional del Libro. En este sentido explicaron que si bien no está en peligro la realización de este masivo evento, si podría haber poco caudal de libros editados para ese momento.


Les editores no pueden transferir a los libros con venta al público los aumentos que reciben y esto provoca una “pérdida de rentabilidad de la industria editorial”, mencionaron.


Las grandes corporaciones productoras de materia prima son quienes se quedan con la mayor parte y el mercado editorial es quien se va cada vez más empobrecido, ya que se deben suspender reimpresiones y nuevas tiradas.


Por otro lado, y en cuanto a la mencionada problemática, profesionales plantean el siguiente interrogante: ¿el cáñamo puede ser una solución a la crisis del papel?. Respecto a ello el ingeniero Agrónomo Daniel Sorlino, habló con Revista THC y explicó que “el cáñamo es una alternativa para la industria del papel”.


Además, agregó: “Puede integrar una proporción de la pulpa con la que se hace papel normalmente. Lo más usado para eso es fibra corta de leñosas”. Y a su vez comentó que al añadir porcentajes de fibra larga de cáñamo, “se aumenta la resistencia del papel a la tracción y al uso. Sale un papel más resistente”.


Esta idea no parece ser algo imposible, ya que existen experiencias de libros hechos completamente de cáñamo. Un ejemplo es el caso de la fotógrafa y activista ambiental Maren Krings, quien en su proceso de escribir sobre esta planta entendió que además, su libro debería ser impreso sobre el papel sacado de ella.

 

Frente a la faltante de los libros, se abre un interrogante: ¿la tecnología reemplaza a este producto?. Quienes defienden la lectura por vía electrónica, aseguran que existen varios beneficios. Entre ellos la posibilidad de poseer más de 3.000 títulos en un dispositivo que pesa menos de 100 gramos. Además, resaltan la posibilidad de leer sin tener luces prendidas y pudiendo regular el tamaño de las letras.


Por otro lado, el libro físico permite al lector un acercamiento a través del tacto con las hojas, el olor a nuevo, a muchos años en la biblioteca. La posibilidad de escribirlo, subrayarlo o marcarlo para volver a él y ver nuestro paso por allí. Los libros viven en nuestras mochilas, en las estanterías de las bibliotecas o en las de nuestras casas. Hay quienes eligen prestarlos, con la incertidumbre de no saber si va a volver y quienes se arraigan a ellos. No necesitan batería, nunca se agotan. Nos regalan colores, texturas, sensaciones y diseños.


Una experta en lingüística de la American University con sede en Washington DC, Naomi Baron, realizó una investigación con 429 estudiantes de distintas partes del mundo. Se les preguntó con cuál de los soportes se concentraban más, y el 92% de ellxs respondió que con los textos impresos. Muchos especificaron, además, que al leer en papel entienden y se distraen menos, algo que en los soportes digitales no es tan frecuente, ya que está la posibilidad de realizar multitareas al mismo tiempo que se lee.


En cuanto a lo más popular, Kindle (Amazon) es quien domina el mercado a pesar de que existan otros lectores electrónicos como Kobo, Apple o Google, que también ofrecen servicios de compra de libros electrónicos.


En una entrevista realizada a Infobae, Alejandro Neyra exdirector de la Biblioteca Nacional del Perú, explicó: “El formato digital brinda una posibilidad efectiva de acceder al libro con mayor facilidad en lugares en los cuales no hay mucha producción editorial y no hay acceso sencillo a los libros. Soy un convencido de que las bibliotecas digitales son parte, no del futuro, sino del presente de las bibliotecas”.


A su vez, un estudio realizado en marzo del 2022 por el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe demostró que Argentina y Chile son los países que más leen, con un total de 5 ebooks por persona al año. Los números también explicitan que las mujeres son quienes compran más libros digitales.

 

Para quienes nos rehusamos a cambiar el libro físico por un dispositivo, la crisis del papel afecta directamente a nuestros bolsillos y nos abre este interrogante: ¿tendremos que buscar otras opciones o podemos encontrar la manera de acceder a ellos?. Una alternativa interesante, sería recurrir a alguna biblioteca popular cercana a nuestro barrio, facultad, trabajo o ciudad en la que vivimos. En nuestro país existen alrededor de 2000 bibliotecas populares.


Las que están nucleadas bajo la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, un organismo perteneciente al Ministerio de Cultura de la Nación que fomenta el fortalecimiento de las mismas, pueden acceder a varios beneficios que les permiten comprar libros a menor costo.


Uno de ellos es el programa Libro%, un subsidio que les permite a las bibliotecas populares poder adquirir material bibliográfico con un 50% de descuento sobre el precio de venta al público. De esta manera, las comunidades de los distintos espacios acceden a una gran compra que es la que se da todos los años en la Feria Internacional del Libro.


Esta especie de alianza entre el Estado y las bibliotecas, tiene como base el reconocimiento y la validación de la función social y cultural que llevan adelante. A su vez, otra línea de trabajo fundamental es la articulación para el fomento de la lectura entre las bibliotecas, los escritores y escritoras y las editoriales. Ellxs son las base de las comunidades lectoras.

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